PISTA DE BAILE CALDERÓN. HOTEL MERCEDES PARTE II
La pista de baile estaba en la parte trasera del hotel Mercedes. A Hoyo de Manzanares le faltaba un lugar donde bailar al aire libre. Esto debió de pensar Eugenio Calderón allá por 1943 tras poner en marcha el hotel. Construiría una pista de baile que abriría los fines de semana. Acudió a Ruperto y a Gabino, albañiles hoyenses, que la realizaron allanando parte del jardín que cubrieron con cemento. Tenía forma circular y un pequeño bordillo que la delimitaba del exterior. A un lado instaló un quiosco de obra desde donde servirían las bebidas. Colocó alrededor mesas y sillas plegables a modo de terraza y encargó a un electricista que colgara sobre la pista bombillas que iluminaran las noches veraniegas.
La música siempre estuvo presente en el hotel gracias a la afición por esta de Eugenio Calderón y familia. En el vestíbulo de entrada había un piano que, entre otros, tocaba una de las huéspedes habituales, una maestra, que al terminar el verano organizaba una función donde participaban todos los niños del hotel. Les enseñaba una canción que luego ellos, disfrazados, interpretaban bajando las escaleras mientras la maestra les acompañaba al piano. La gramola del hotel Mercedes salía en verano al jardín a la sombra del gran pino o permanecía en el interior alimentada por los discos de Machín, Juanito Valderrama u otros cantantes de la época. En la pista de baile la música corría a cargo de grupos que el señor Calderón traía de Madrid, alguno de ellos habituales como el integrado por la cantante Palomita, un trompetista, un saxofonista y un batería. En los últimos tiempos tocó un grupo local llamado The Five Spanish, que fueron después asiduos en la pista de baile del bar Recreo. Sobre una tarima de madera, colocada en un lateral de la pista, actuaban los músicos o bailaba en ocasiones una bailarina.
“Al igual que sus amigas, Carmen estaba deseando que llegara el sábado para ir a la pista. El fin de semana anterior habían conocido a dos chicos nuevos que, según su prima Conchi, venían de uno de los chalés de la Colonia El Picazo.”
El acceso a la pista de baile se hacía por la puerta peatonal que daba a la carretera. La entrada costaba dos pesetas y no incluía la consumición. La prohibición de entrar a los bailes públicos a los menores de catorce años trajo más de un problema a Eugenio, entre otras cosas porque la parte de atrás del terreno del hotel y la pista no estaba bien vallada y limitaba con los prados de la zona de Los Fresnos. Por allí se colaban los chicos atraídos por la música. Se metían bajo el tablado de la bailarina e intentaban llamar su atención colando objetos hacia arriba. A veces no conseguían llegar hasta esa parte porque “el tío Calderón” les interceptaba persiguiéndoles con los largos tubos para sacar el vino de los toneles a modo de latiguillo. A pesar de ello, no siempre pudo evitar que entraran los menores, lo que le acarreó varias amonestaciones y una sanción, como prueba un documento del Archivo Municipal de 1952 en el que el ayuntamiento le impone una multa de cincuenta pesetas y donde además se le advierte que: “…la persistencia en la misma infracción obligará a esta Alcaldía a la clausura del baile de su establecimiento.”
Sanción por entrada de menores a la pista de baile. 1952
En el quiosco o ambigú se podía tomar un “orange”, de naranja o limón llamado así en España, refiriéndose a los refrescos de la marca Orange Crush, que empezó ofreciendo sólo naranjada. Otras bebidas habituales eran vino blanco o tinto, cerveza y algún licor.
Hoyenses y veraneantes se mezclaban en la pista al son de pasodobles, boleros, coplas o rumbas. Los asistentes se multiplicaban cuando además se sumaban los soldados de permiso que, a partir de 1950 tras la instalación de Campamento militar, inundaban las calles del pueblo. Toda la familia Calderón colaboraba para atender al público que acudía a la pista en busca de diversión, repartidos entre la taquilla y el interior donde había que reponer bebidas en las neveras o rellenar las botellas de vino a granel desde los barriles.
“A Carmen siempre le gustó bailar, disfrutaba moviendo su cuerpo al ritmo de la música y en ocasiones dejándose llevar por un compañero. El próximo sábado tal vez tocarían algún rock and roll más.”
El hotel Mercedes y su pista de baile dejaron de funcionar en 1963. En 1966 murió Eugenio Calderón, año en el que la familia Matanzo comenzó a construir, en esos terrenos, la primera urbanización de Hoyo de Manzanares: El Cerrillo, donde un día estuvo villa Nana.
Pilar García Martín
Diciembre 2019
Mi agradecimiento a Colasa y a la familia Calderón
Documentación:
– Comunicación a Eugenio Calderón de sanción por entrada de menores a la pista de baile. 1952. Archivo Municipal de Hoyo de Manzanares
– Proyecto de construcción de urbanización El Cerrillo. 1966. Archivo Municipal de Hoyo de Manzanares.