HOY ES EL DÍA DE LA TORTILLA
TRADICIONES Y COSTUMBRES HOYENSES
El Día de la Tortilla era una tradición popular celebrada en Hoyo de Manzanares que iniciaba los festejos de carnaval. Ese lunes los vecinos salían a comer tortilla de patata en compañía de amigos y familiares.
Se conoce su existencia desde, al menos, principios del s.XX. Durante la Guerra Civil se interrumpió su celebración, entre otras cosas por la escasez de ingredientes y porque los mozos eran reclutados para el frente.
Años 40-60
Por estar declarado día de fiesta local, no se trabajaba ni había colegio, lo que permitía que niños y jóvenes salieran de sus casas para comer la rica tortilla en compañía. La tradición se organizaba por franjas de edad. Los menores de catorce años salían al campo, hasta los diez años acompañados por un adulto y en pandillas de amigos a partir de esa edad. Los lugares elegidos eran Peña del Rayo, La Paloma, Santa Ana, La Cabilda o la montaña en el caso de los chicos mayores, siendo tradición comer la tortilla a los pies de la Tortuga.
Los jóvenes a su vez se dividían en tres franjas de edad o pandas: la panda de los pequeños, de los medianos y de los mayores (muchos recién casados). Estos grupos no salían al campo sino que se reunían en la casa de uno de los miembros. El día comenzaba temprano. Desde primera hora de la mañana empezaban los preparativos. Las chicas se encargaban de hacer las compras de los huevos, patatas y resto de ingredientes de la tortilla, además de los necesarios para el acompañamiento con ensalada: lechuga, escabeche, aceitunas…Los chicos compraban el pan, el vino y un cordero para asar. Los gastos de las compras se dividían entre todos y se pagaban a medias. Normalmente con tres o cuatro pesetas era suficiente. Si sobraba dinero se compraban almendras que se comían durante el baile. Las tortillas se preparaban en la casa elegida, mientras que el cordero se llevaba a asar al horno de la panadería.
Después de comer se hacía la “rodada de naranjas”. Los mozos compraban un gran canasto de naranjas para la actividad. En una explanada de La Paloma, Las Eras o La Cabilda lanzaban las naranjas en distintas direcciones mientras los niños corrían tras ellas para intentar cogerlas. El premio era la naranja misma.
Por la tarde se disfrazaban utilizando vestimentas y ropas que tenían en las casas y se iban al baile, que por entonces se celebraba en el salón del bar Nuevo, regentado por el sr. Jesús (Jesús San Martín).
Tras la llegada de los militares a campamento en 1948, algunos de ellos empezaron a meterse en los grupos y formar broncas y altercados por lo que, hacia 1954-55, se fue perdiendo la costumbre de las reuniones en casas. Quedó únicamente la tradición de salir al campo a comer la tortilla con amigos y familiares todos los lunes de carnaval.
Foto del libro “Historia Gráfica de Hoyo de Manzanares”, Día de la tortilla en 1958
Años 70-90
Durante los años 70 y a principio de los ochenta el Día de la tortilla seguía siendo un día de fiesta local, por lo tanto no se trabajaba ni había colegio. Alguno de los jóvenes hoyenses, que ya estudiaban en el instituto de Collado Villalba, hacían pellas para seguir celebrando la fiesta de su pueblo junto con pequeños y mayores. En esos días fríos de febrero solía encenderse una pequeña fogata para apaciguar los rigores del invierno. Posteriormente varios grupos de jóvenes estudiantes decidieron salir a comer la tortilla el domingo anterior al lunes que correspondía, manteniéndose la costumbre de subir a la sierra.
La tradición de la rodada de naranjas se perdió y se retomó en 1992, con su celebración en el parque público de La Cabilda. Se siguió realizando un tiempo hasta olvidarse de nuevo y retomarse en años dispersos entre el 2000 y 2015, aunque con la variante de realizarse en una calle inclinada, la calle Erillas, tirándose las naranjas desde su parte alta para que los chicos los cogieran antes de llegar abajo.
Actualmente varias generaciones de hoyenses, y a pesar de que el Día de la Tortilla ya no es día festivo desde hace años, siguen eligiendo la tortilla de patata como menú en sus hogares el lunes de carnaval.
AUTORÍA: Pilar García Martín